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EDIMBURGO: LA ATENAS DEL NORTE
Edimburgo, la capital de Escocia desde 1437, es una ciudad fascinante, hermosa y con una intensa vida cultural, como se refleja en el famoso Festival Internacional de Edimburgo, el mayor festival de actuaciones en directo del mundo. Además, la ciudad recibe el apodo de la Atenas del Norte, debido no solo al movimiento de la Ilustración escocesa del siglo XVIII, sino también a Calton Hill, una colina cuyas características recuerdan a la Acrópolis ateniense. Estrechas calles llenas de encanto, un bonito paisaje urbano, buenos museos y gente agradable son solo algunos de los muchos motivos para planear un viaje a Edimburgo.
OLD TOWN (CIUDAD VIEJA)
En pleno centro histórico de la ciudad, sobre una roca volcánica, se alza el castillo de Edimburgo , construido en el siglo XII. La situación es excepcional, ya que está rodeado de acantilados y cuenta con un único acceso que enlaza directamente con la Royal Mile, mientras que en su interior destacan la exposición de las joyas de la corona escocesa y la piedra Scone, que era el lugar donde se coronaba a los reyes de Escocia. Otro gran atractivo son las vistas panorámicas de la ciudad, aunque lo que muchos vienen a ver es el cañón de la una de la tarde, que lanza un cañonazo cada día a esa hora. Tras visitar el castillo, es hora de bajar hacia la Royal Mile o Milla Real, una avenida de casi 2 kilómetros de largo que atraviesa el casco antiguo y une el castillo con el palacio de Holyrood. Tanto en la propia avenida como en los alrededores se encuentran algunos de los edificios más representativos de Edimburgo:
Gladstone’s Land: una edificio de viviendas del siglo XVII que ha sido restaurado para que los visitantes puedan conocerlo por dentro y descubrir cómo era la vida en Edimburgo en aquella época.
Catedral de Saint Giles: es la principal iglesia de la ciudad, aunque ren realidad no ostenta el título de catedral. El edificio, que tiene unos nueve siglos de antigüedad, es el interesante resultado de las muchas transformaciones que ha ido sufriendo a lo largo de los años.
Palacio de Holyrood: este bonito palacio de estilo clásico se convirtió en la residencia de los reyes de Escocia cuando decidieron dejar el frío castillo que has visitado al principio. En la actualidad es la residencia oficial de la reina Isabel II cuando se encuentra de visita en Escocia.
Hay una gran variedad de alojamientos tanto en la misma Royal Mile como en las calles de alrededor, por lo que te resultará muy fácil encontrar uno que se ajuste a lo que estés buscando. Por ejemplo, en Blackfriars Street tienes el barato hostal Smart City Hostels, con un ambiente juvenil y desenfadado, aunque también hay hoteles de mayor categoría que lanzan unas ofertas increíbles, como el hotel de cinco estrellas The Scotsman, instalado en un edificio histórico pero con todos los lujos modernos.
NEW TOWN (CIUDAD NUEVA)
La ciudad vieja (Old Town) se había quedado pequeña y no servía para satisfacer los gustos y las necesidades de la sociedad de la Ilustración escocesa del siglo XVIII, por lo que se decidió construir una ciudad nueva al otro lado del castillo, esto es, New Town. Aunque en un principio se concibió como un barrio residencial, pronto sus calles se convirtieron en avenidas comerciales que, aún hoy en día, siguen manteniendo ese carácter. Entre esas avenidas cabe resaltar Princes Street, que rivaliza en importancia con la Royal Mile. Además, entre Princes Street y las paralelas George Street y Queen Street se concentra la mayoría de los hoteles de esta zona, con precios que se ajustan a todos los bolsillos. Para hacerte una idea, echa un vistazo a uno de los cuatro estrellas más baratos de la ciudad: el hotel Frederick House.
También en la ciudad nueva encontrarás varios lugares emblemáticos como la Galería Nacional de Escocia, los almacenes Jenners (un encantador centro comercial inaugurado en 1838), el lujoso e histórico hotel Balmoral (un alojamiento de cinco estrellas inaugurado en 1902) o el Scott Monument (un monumento victoriano de más de 60 metros de altura levantado en honor al autor escocés sir Walter Scott). Sin embargo, el punto más destacado es Calton Hill, una colina situada en el extremo oriental de Princes Street y que es la causa de que a la ciudad se le dé el apodo de Atenas del Norte. Además de disfrutar de las increíbles vistas desde la cima, en la colina puedes visitar el inacabado Monumento Nacional (nunca llegó a completarse por la falta de fondos), el observatorio astronómico y el monumento a Nelson (levantado en memoria del vicealmirante Nelson, que venció y murió en la batalla de Trafalgar). Asimismo, Calton Hill es donde cada año, en la noche del 30 de abril, tiene lugar el Festival del Fuego de Beltane para celebrar la llegada de la primavera.
LEITH Y OTRAS VISITAS
Una buena opción para conocer las afueras de la ciudad es desplazarse hasta Leith, el puerto de Edimburgo, y descubrir el famoso yate real Britannia, anclado aquí y abierto al público como museo desde 1997. Si después te queda tiempo libre, puedes añadir otras visitas como la curiosa Cámara Oscura, que propone un recorrido a través de la magia y las ilusiones ópticas, o la Scotch Whisky Experience, donde aprenderás cómo se elabora la bebida escocesa por excelencia e incluso participarás en una pequeña cata. Y si no eres de los que se asustan fácilmente, apúntate a uno de los tours de fantasmas que se organizan por la noche para adentrarte en los secretos más oscuros de Edimburgo.
FIESTAS Y FESTIVALES
Uno de los acontecimientos más destacados del calendario edimburgués es el Festival de Edimburgo , que en realidad no es uno, sino varios festivales artísticos y culturales que se suceden a lo largo del verano, especialmente en agosto. De todos ellos, los dos más importantes son el Festival Internacional de Edimburgo, centrado en las artes escénicas, y The Fringe, también dedicado a las artes escénicas pero con un cartel más experimental. Otra cita ineludible es Hogmanay, el fin de año escocés. Esta fiesta es la más importante del invierno, algo que se explica debido a que la iglesia presbiteriana recomendaba no celebrar la Navidad por su carácter pagano y el 25 de diciembre fue un día laborable hasta 1958. Aunque hoy en día ya no es así, miles de personas se siguen reuniendo en Edimburgo para despedir el año con una gran fiesta que inunda las calles del centro de luz, música y diversión. ¡No te lo pierdas!