NUÉVALOS: UNA PEQUEÑA SORPRESA
La pequeña población de Nuévalos , con poco más de 300 habitantes, se encuentra en la provincia española de Zaragoza. A pesar de su tamaño, no te dejes engañar por las apariencias, ya que este destino depara grandes sorpresas para el visitante, como el maravilloso paraje natural del monasterio de Piedra , el entorno del embalse de la Tranquera o las salinas de Nuévalos. Además, la localidad conserva varios monumentos y edificios de interés que aún se alzan en sus calles como testigos del paso del tiempo por esta zona habitada ya en la época de los celtíberos y los romanos.
EL CASCO URBANO
Aunque se han hallado restos de las culturas celtíbera y romana, la historia del núcleo urbano que hoy en día podemos apreciar se remonta al siglo XII, cuando Ramón Berenguer IV concedió a la Orden del Santo Sepulcro de Calatayud el señorío de la zona. Una de las construcciones que más llaman la atención al acercarse a Nuévalos es el castillo del siglo XIV levantado sobre un peñón y que perteneció a la mencionada orden. El torreón es el único elemento que se ha conservado del castillo original, y hoy, tras ser restaurado en 2002, alberga el Centro de Información Turística, una sala de exposiciones y un mirador que ofrece una bella panorámica tanto del pueblo como del pantano junto al que se sitúa. Tras la visita al castillo, puedes dirigirte a la iglesia de San Julián y Santa Basilisa , un templo de estilo gótico y fachada barroca que data del siglo XVI y se encuentra junto al castillo. Por último, acércate a la denominada Casa del Obispo , un palacio renacentista de fachada color ocre que en la actualidad acoge la sede del ayuntamiento de la localidad. En cuanto al alojamiento en el centro, aunque el casco urbano no cuenta con una gran variedad de hoteles, hay opciones interesantes como el hotel de dos estrellas Río Piedra. Ya a las afueras del núcleo urbano, puedes aprovechar para dar un paseo disfrutando del entorno del pantano de la Tranquera y visitando las pequeñas ermitas que hay diseminadas, como la de los Diegos, un templo mudéjar en estado de ruina enclavado a orillas del río Piedra y en el que se han encontrado tumbas de entre los siglos IX y X.
PANTANO DE LA TRANQUERA Y SALINAS
El pantano de la Tranquera , alimentado por las aguas del río Piedra, se extiende junto a Nuévalos. Fue creado en 1959 para el abastecimiento de agua de las poblaciones que lo bordean y la obtención de energía eléctrica, y en la actualidad se ha convertido en un paraje turístico donde se pueden practicar la pesca (truchas comunes, truchas arcoiris, black bass y carpas) y diversos deportes acuáticos como el piragüismo. Además, alrededor han ido apareciendo restaurantes, hostales y un camping que permiten disfrutar de la tranquilidad y la belleza de este espacio.
Muy diferentes del embalse son las antiguas salinas de Nuévalos , de origen desconocido pero en excelente estado de conservación a pesar de estar en desuso desde el siglo XIX. Se encuentran en el barranco de Valdehierro, a tan solo 4 kilómetros de la localidad, y se accede a ellas por un sendero tras dejar aparcado el vehículo. La singularidad del paisaje bien merece una visita, y aparte de las balsas y los canales de madera que conducen el agua también podrás observar otras construcciones ligadas a la explotación de sal, como la vivienda de los administradores o el almacén de sal. Frente a las salinas hay una pequeña zona de picnic, y si tienes ganas de seguir paseando, puedes aventurarte por los barrancos y campos de alrededor , que ofrecen su mejor cara cuando los colores del otoño inundan las hojas de los solitarios árboles.
MONASTERIO DE PIEDRA
El principal atractivo de la comarca para el turismo es, sin duda alguna, el maravilloso monasterio de Piedra y el parque natural homónimo, ubicado a escasa distancia de la localidad de Nuévalos. El monasterio que da nombre al parque tiene su origen en una fortaleza musulmana cuyas piedras fueron empleadas por los monjes venidos de Poblet a comienzos del siglo XII para construir un monasterio que sirviera para extender la fe cristiana por este territorio recién reconquistado. 23 años tardaron en concluir el conjunto, una auténtica obra de arte en cuyo interior destaca el retablo-relicario mudéjar creado para custodiar la Santa Duda de Cimballa. Pero además de visitar las dependencias del monasterio, también podrás acceder a un museo del vino D. O. Calatayud y a una interesante exposición sobre el chocolate , elaborado por primera vez en Europa en el monasterio de Piedra en 1534.
La visita al monasterio se complementa con la ruta por el parque natural que lo rodea, un verdadero oasis de vegetación y agua escondido en la sierra del Sistema Ibérico. El paseo, de unas dos horas y media de duración, te llevará a través de cascadas, saltos de agua y grutas. La ruta se inicia en la plaza de San Martín, que conduce al mirador de la Cola de Caballo, un salto de agua de 90 metros que oculta la gruta Iris. Tras ello, pasarás por la peña de Diablo, el lago del Espejo, los Chorreadores, la cascada Iris, el baño de Diana, el lago de los Patos, la cascada Trinidad, la cascada La Caprichosa y la gruta del Artista. Una escalera esculpida directamente en la roca te conducirá al parque de Pradilla y la cascada de los Fresnos para terminar el recorrido en el valle Vergel. Te costará abandonar este mágico lugar cubierto de bosques de ribera y donde el agua se desliza, salta, cae y forma piscinas naturales totalmente cristalinas, por lo que si decides que quieres detenerte aquí y descansar junto al parque natural, podrás hacerlo en el encantador hotel de tres estrellas con spa Monasterio de Piedra.