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GERONA: LA CIUDAD DE LOS CUATRO RÍOS
En el noreste de Cataluña, atravesada por los ríos Ter, Güell, Galligants y Oñar , aparece la llamada «ciudad de los cuatro ríos»: Gerona (en catalán y oficialmente Girona), una hermosa localidad con un destacado patrimonio medieval que la sitúa entre las más bellas de la región. Además, su ubicación a medio camino entre la Costa Brava y los Pirineos hace que sea el punto de partida perfecto para conocer estos dos enclaves y disfrutar de la gastronomía que nace de la fusión del mar y la tierra.
AL OTRO LADO DEL RÍO OÑAR
El río Oñar, que separa la ciudad moderna de la ciudad antigua, es uno de los primeros lugares que llaman la atención del visitante al empezar a recorrer la ciudad. Sus orillas están flanqueadas por casas cuyas fachadas pintadas de vivos colores ocres cuelgan sobre el río. Y a sus espaldas se aprecian dos construcciones que ofrecen un adelanto de lo que espera en el casco antiguo, al otro lado del Oñar: la torre de Sant Feliu y la magnífica catedral.
Es en el casco antiguo o barri vell, rodeado de murallas, donde se fundó la ciudad romana de Gerunda, origen de la Gerona actual. Si accedes a esta zona cruzando el río por el puente de Gómez y subes por la cuesta que hay a tu izquierda, te encontrarás con uno de los templos que antes has intuido tras las fachadas de las casas colgadas: la basílica de Sant Feliu, una iglesia de origen románico que funcionó como templo principal antes de la construcción de la catedral. Pero el edificio más destacado es el que se encuentra al otro lado de una puerta flanqueada por dos colosales torres circulares, justo detrás de Sant Feliu. Nada más cruzar esta puerta verás una pequeña plaza cuadrada en la que nace una monumental escalinata de piedra sobre la que se alza como un vigía la catedral de Gerona , que destaca por tener la nave gótica más ancha del mundo.
Aunque el centro histórico de Gerona cuenta con auténticas joyas de la arquitectura religiosa medieval como los templos ya mencionados, el monasterio benedictino de Sant Pere de Galligants o el convento de Sant Doménech, hay otro motivo que bien justifica la visita: el Call o antigua judería, una de las mejor conservadas de España. El eje principal es la calle de Força, una estrecha avenida llena de pequeños comercios, bares y restaurantes que parte de la plaza de la catedral y a largo de la cual van surgiendo otras plazas tan encantadoras y con un sabor medieval tan auténtico como la del Oli o la del Vi. Además, esta última, rodeada de soportales, cuenta con interesantes edificios como el palacio del General, el ayuntamiento y el teatro municipal.
Al tratarse de un casco antiguo tan bien conservado y de un tamaño perfecto para recorrerlo a pie , lo ideal es tomar como puntos de referencia los monumentos más destacados y perderse entre uno y otro por las callejuelas, escaleras, cuestas, plazuelas y patios que conforman el mosaico de piedra de la antigua Gerona. Descubrirás otros pequeños tesoros como los llamados baños árabes (en realidad son una construcción cristiana de época románica) y decenas de rincones en los que te apetecerá detenerte a disfrutar del entorno, ya sea desde la tranquilidad de un mirador escondido o desde la terraza de uno de los muchos bares que contribuyen a dar vida a esta parte de la ciudad que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos sin perder su esencia. También aquí encontrarás algunos hoteles llenos de encanto, como el elegante hotel de cuatro estrellas Històric, instalado en un antiguo edificio medieval pero con todas las comodidades modernas.
LA CIUDAD MODERNA
Al sur del casco antiguo y al otro lado del río Oñar se encuentran las calles más comerciales de la ciudad y también algunos lugares y edificios emblemáticos. Destacan las construcciones modernistas de Rafael Masó , el singular edificio de Correos, el antiguo hospital de Santa Caterina y dos espacios públicos: la rambla de la Libertad y la plaza de la Independencia. La rambla fue una de las principales avenidas de la Gerona barroca, aunque el aspecto actual de paseo arbolado se debe a una remodelación del siglo XIX que hizo desaparecer muchos de los palacios medievales que había en esta zona. Por su parte, la plaza de la Independencia es una de las más bulliciosas de la capital gerundense y llama la atención por la cuidada y armoniosa arquitectura de los edificios que la rodean, en los que hay negocios clásicos de la ciudad como el café Royal, el cine Albéniz o el restaurante Casa Marieta. No muy lejos también hay un buen surtido de hoteles que resultan baratos a pesar de ofrecer servicios e instalaciones de calidad. Es el caso del sencillo pero acogedor hotel de tres estrellas Ultonia o el cuatro estrellas Ciutat de Girona, que cuenta con un relajante spa con zona de jacuzzi, surtidores y piscina cubierta.
OCIO Y GASTRONOMÍA
La cocina gerundense, de marcado acento mediterráneo, se caracteriza por la sabia combinación de ingredientes procedentes de la tierra y el mar. Merece la pena darse un paseo por el mercado del Lleó para conocer los productos más típicos y disfrutar de una buena cena en uno de los muchos restaurantes de la ciudad, entre los que destaca el Celler de Can Roca, calificado como el mejor restaurante del mundo. Entre las especialidades de la zona cabe destacar la butifarra dulce, los embutidos, las setas, los xuixos, los bombones de chocolate, los vinos y cavas del Empordà o la ratafía (un licor de hierbas).
Tras una agradable cena, puedes aprovechar para ir a tomar algo en los locales que se concentran en torno a la plaza de la Independencia y la plaza de Sant Feliu, donde hay una amplia oferta de bares, terrazas, pubs y discotecas. Aunque si prefieres terminar el día de una forma más íntima, pasea de nuevo por el casco antiguo y empápate de la magia que desprende Gerona cuando la tímida luz de las farolas se derrama por las envejecidas piedras de sus calles.